En nuestra escuela queremos vivir en comunidad y preservar la individualidad. La vida escolar y la enseñanza deben dar suficiente espacio a la vida comunitaria. Para nosotros, aprender en comunidad significa: acercarnos, caminar juntos y vivir juntos.

“El niño comprende a través de su propia actividad adoptando la cultura de su entorno y no de la maestra”. (Maria Montessori)

Formas de aprendizaje

Los estudiantes no son creados iguales y no aprenden de la misma manera.

Al final de cada semestre, los niños reciben una evaluación de su nivel de aprendizaje y desarrollo.

Existe una estrecha conexión entre el movimiento y el desarrollo mental del niño. El movimiento es parte del desarrollo integral de los niños y está integrado en la rutina diaria de la escuela en nuestra escuela, por lo que aprender y experimentar a través del movimiento y la percepción sensorial se convierte en una cuestión de rutina.

Los niños crean sus propias obras, establecen su propia marca, dejan sus propias huellas: en el patio de recreo frente al edificio de la escuela, en los pasillos, en las habitaciones que han diseñado ellos mismos, con palabras o imágenes, en los corazones de los demás.

El éxito de una escuela requiere la participación, participación y la asunción consciente de responsabilidad por parte de los estudiantes, educadores, padrino, padres, amigos y padrinos.

El círculo cristiano anual estructura todo el año escolar. Del ciclo anual, hay momentos festivos que se toman como temas de enseñanza y se diseñan y celebran como servicios escolares en estrecha colaboración con estudiantes, educadores y padres. En grupos de discusión semanales, los maestros abordan la fe en el aula. Las razones de esto son eventos actuales, cuestiones religiosas o una preocupación correspondiente de los niños.